“Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso; su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen”. * JC Mariátegui.
La fundación del partido de los trabajadores, con el nombre de Partido Socialista Peruano (PSP) el 7 de octubre de 1928, se debe a condiciones objetivas que propiciaron su nacimiento, entre otras, el surgimiento de una clase trabajadora con personalidad propia junto al desarrollo capitalista del país, a una intelectualidad receptiva a los cambios y en particular a la influencia de la revolución rusa de 1917.
JC Mariátegui es el animador principal que, bebiendo de la experiencia de su estancia en Europa, lleva a cabo este proyecto histórico que hoy cumple 97 años. Es un acontecimiento de una importancia monumental en la historia política e intelectual del Perú y de América Latina porque no fue simplemente la creación de otro partido político, sino la materialización de un proyecto ideológico único y profundamente original.
Por ende, la fundación del PSP
por JC Mariátegui no fue un hecho aislado. Fue la cristalización política
de uno de los proyectos intelectuales más originales y profundos del siglo XX
latinoamericano. Su importancia radica en: Haber creado una versión del
socialismo adaptada a la realidad peruana, haber unido como nadie la teoría con
la práctica política, haber sentado las bases ideológicas y organizativas de la
izquierda peruana por décadas y seguir siendo un faro de pensamiento crítico,
creativo hasta el día de hoy. En resumen, la fundación del PSP representa el
momento en que el pensamiento marxista en América Latina "se puso de
pie" y comenzó a hablar con su propia voz.
Se puede tener versiones críticas a la posterior denominación en Partido Comunista Peruano, como la alineación conforme a las recomendaciones de la III Internacional y el quiebre de la continuidad mariateguista, entrañablemente ligado a la realidad peruana. Hay que considerar las condiciones distintas después de 1930 y la muerte prematura de JC Mariátegui, como los momentos críticos durante los gobiernos pro oligárquicos represivos, de clandestinidad y el comportamiento de los sucesores dirigentes a partir del giro traumático de Eudocio Ravines.
Se vivieron etapas de
heroísmo, de martirologio, de destierros, prisiones desde 1930 a 1950 hasta que
aparecieron las divisiones en los años de 1960, la influencia de la revolución
cubana, luego los acontecimientos de los 70 como la reconstitución de la CGTP y
la insurgencia militar de Velasco, su derrota, la constituyente del 79 y el
surgimiento de la nueva izquierda. La Izquierda Unida con el concurso de los
comunistas con el liderazgo de Jorge del Prado, entre otros, constituye un
proyecto exitoso, de los 80 no derrotado sino olvidado por los nuevos
liderazgos que no tienen el afán mínimo de asumir la experiencia para su
reconstrucción.
Son conocidos los sucesos de los 90, la dictadura fujimorista a la ofensiva, implementando el capitalismo salvaje y aparecer finalmente como el que “acabó con el terrorismo” sacrificando miles de campesinos y dirigentes gremiales con ejecuciones tanto del terrorismo senderista como el terrorismo paramilitar de Estado. Víctimas de ambos bandos también fueron militantes comunistas. La caída de la Unión Soviética significó también la caída de los partidos comunistas que se afianzaron en ese alineamiento con devoción casi religiosa.
Recuperada la democracia
burguesa con Panigua y sucesivos gobiernos, cayeron en la corrupción, uno en el
suicidio y que hoy están en prisión, hasta llegar a las elecciones de Pedro
Castillo, al que se le exigía resultados, pero no existía apoyo orgánico, lo
que vino en desperdicio de una oportunidad de avance y no de derrota con el
presidente preso, víctima del odio de clase de los explotadores.
A lo largo del siglo XX,
prácticamente todas las vertientes de la izquierda peruana (desde el APRA
rebelde hasta movimientos armados como el MRTA y Sendero Luminoso, y partidos
legales como la IU) reclamaron, de una u otra manera, el legado de Mariátegui,
aunque lo interpretaran de formas muy distintas.
Pero de lo que se trata, hoy,
no es mirar el pasado como un museo sino para analizar errores, rectificar
caminos, es mirar la actualidad y el rol de los comunistas y sus vertientes
como el PCP y el PC del P y otros partidos de izquierda que se reclaman
mariateguistas frente a los acontecimientos actuales con un gobierno carente de
legitimidad social y se trata, al mismo tiempo, de enfrentar el futuro en medio
del resurgimiento de una ofensiva global del neoliberalismo, salvaje y
guerrerista y del neofascismo.
Un elemento desalentador es
la incapacidad de la izquierda de unirse frente a un gobierno deslegitimado
socialmente y que tiene más de cuatro polos electorales con las vertientes
comunistas marginales, sin capacidad de liderar una propuesta unitaria, en
crisis y sin capacidad de liderazgo.
El deber moral de la
inteligencia revolucionaria, es la recuperación de un socialismo a la peruana o
“indoamericana” y eso requiere reconstruir la vanguardia, no hay otro
camino. Este aniversario debe servir
para que tres años más adelante, es decir en el centenario tengamos un solo
partido, apegado a los principios y a las normas de organización, sin calco ni
copia, profundamente mariateguista, sin renunciar al marxismo-leninismo y a
todas las conquistas científicas y tecnológicas en esta era sorprendente del
internet, la inteligencia artificial y la robótica, pero aplicado a la realidad
peruana, a sus comunidades andinas y amazónicas, a las comunidades urbanas, a
sus trabajadores, a la intelectualidad y académicos, a nuestro crisol de
hombres y mujeres que forjan el Perú y son víctimas de la explotación y la
injusticia. El resto, corresponde a la acción operativa, constructiva, creadora
e inteligente de toda la membresía.
* Periodista, sindicalista, mariateguista.