Sumar y multiplicar por el triunfo de Verónika Mendoza

Por Oscar Alarcón Delgado

Soy partidario de la unidad de la izquierda. Hago un llamado a la reconstrucción orgánica de Izquierda Unida (IU) con su programa actualizado, con su símbolo, con su himno, con la mística de vencedor. IU no es un proyecto fracasado, es un proyecto abandonado por los caudillos que se han apropiado de las direcciones zurdas que subyacen a la ofensiva ideológica neoliberal, abandonado el debate constructivo, la inteligencia, la democracia interna y a las masas a su suerte.

“A los revolucionarios se les conoce cuando trabajan por la unidad, no por la división”, decía don Jorge del Prado en tanto Guillermo Herrera ejercía su rol mariateguista, dimitroviano en el frente único con modestia, no creyéndose adánico ni heredero de la luz. Los trabajadores urbanos y rurales, la juventud y la inteligencia de vanguardia, tuvieron en el PC un partido de la esperanza y los  aliados una organización en quien confiar.

Los tiempos han cambiado, ya no están los mismos y para decir verdad los fundamentos ideológicos neoliberales han ingresado en los caletres prediales de la izquierda mediante la estúpida competencia entre nos y la imbecilidad de una estrategia de derrota justo cuando en el campo contrario se sacan los ojos los corruptos y explotadores por el control del Estado y se suceden tres presidentes en una semana, se cambian de nombres pero para mantener el mismo modelo económico político y social.

Como hay menos capacidad de lectura es más fácil los comentarios y acusaciones en las superabundancias de las redes sociales. Ya no es necesario pedirles que lean a Zun Tzu pero es exigible que los dirigentes tengan en cuenta a la táctica leninista de: 1) Concentrar todo el potencial de fuego contra el adversario principal, 2) Crear contradicciones en el campo enemigo y 3) Ganar aliados por muy circunstanciales o débiles que sean. (1)

No han leído o no han querido oír a JC Mariátegui cuando señala que “Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los afirman y de los que creen”. (2)

Las elecciones generales 2021 se dan en el peor momento de la historia motivado por la pandemia universal y la crisis económica política y social del país. Aun en estas condiciones estamos obligados a ser más audaces y oportunos en las iniciativas e inteligentes en los reflejos. Estamos obligados a triunfar, pero la zurda esta despedazada y compitiendo entre sí, pretendiendo hacer creer que una es mejor que la otra y en descalificaciones aborrecibles y aunque nadie por separado tenga posibilidad de victoria.

Resuenan con frescura las palabras de Gerónimo López en su mensaje con motivo del 92 aniversario del PC donde señaló que los trabajadores “exigimos a las organizaciones de izquierda a unirse deponiendo sus particularidades y pensar en los intereses colectivos, de la nación entera. Los comunistas tienen en esa tarea una gran responsabilidad. Esta es una nueva oportunidad. Hagamos el esfuerzo de un solo frente, de un solo programa y de una sola candidatura. La CGTP, los trabajadores y el pueblo peruano, les sabrán reconocer de lo contrario, no duden que los sabrán condenar” (3).

He meditado si votar por una de las partes sería de protesta o afianzar la división, pero concluyo que en política se trata de la situación concreta, de lucha de clases, de estrategia y táctica, de suma y multiplicación. Concluyo que no puedo ser abstencionista, ni votar en blanco o viciado. 

Voy a votar por la lista de Juntos por el Perú y por la candidatura presidencial de Verónica Mendoza y a continuar animando la reconstrucción de la IU. No necesitamos estacionarnos mirando sus errores y deficiencias, que las tiene por ejemplo en su aprecio de la izquierda histórica y en el tema de la RB de Venezuela, así como la calidad de sus cuadros propuestos en las listas. Necesitamos que gane porque está mas cerca a los trabajadores y tiene más posibilidades de triunfo y le sumo mi voto junto a los de mis amigos, compañeros y familiares.

(1) VI Lenin ¿Qué hacer?

(2) JC Mariátegui: El 1 de mayo y el Frente Único -1924

(3) Gerónimo López: Unidad,  07/10/21

Donato Gonzáles ha muerto

Por Oscar Alarcón Delgado (*)

Donato Martín Gonzáles Huanhuayo, hubiese cumplido hoy, 25/01/21, 55 años de edad, pero el destino truncó la esperanza, la alegría y el plan para celebrar su cumpleaños aún en aislamiento que nos impone estos tiempos de pandemia. Donato murió víctima del Covid19, el 19 de enero.

Donato Martín Gonzáles Huanhuayo no sólo es un nombre más en los registros civiles o un guarismo en la estadística. Fue un hombre realmente existente, un noble proletario más de esta patria. El Estado y la sociedad no le reconoce su singularidad de mártir o héroe del trabajo porque en la inmensidad de la frondosa humanidad no era un notable; fue simplemente un valiente soldado desconocido en esta guerra que los pobres enfrentamos contra el modelo económico y contra la pandemia feroz.

Lo conocí muy de cerca. De raíces wankas, alegre y zapateador, había migrado a la gran urbe limeña desde sus años mozos y para sobrevivir junto a su familia hacía de mil oficios, hasta que ingresó a trabajar como Enfermero Técnico en el Hospital Larco Herrera por 35 años consecutivos. Contento de la chamba estable, pero con salario insuficiente, nunca les hizo asco a los trabajos extras; como señala su esposa, “trabajaba más de la cuenta”.

Vivía en Magdalena y posteriormente en una vivienda en los pisos altos, cordilleranos en San Juan de Lurigancho, con distancias lejanas al centro laboral y sentía que la dignidad y la felicidad también es posible en su modestia. No se quejaba de la dureza de la vida, se había acostumbrado a ella convirtiendo sus dificultades en satisfacciones. Era feliz en el abrazo a su prole, a sus amistades y compañeros de trabajo, en el deporte, en el brindis y la solidaridad con la vecindad, en las visitas a las fiestas tradicionales de su pueblo de Jauja vistiendo su traje típico de ocasión.

Una noticia infausta perturbó mi soledad la noche del 19 de enero. Según detalles, se había contagiado del virus maldito. “Está hospitalizado”, había sido la respuesta de su esposa. La realidad contada por su hijo, es que fue conducido el 08 de enero a “su” Hospital Larco Herrera para su atención donde le hicieron una prueba rápida y aunque era evidente de su crisis respiratoria, le dijeron que el resultado de la prueba era negativo. Horas después de ese mismo día fue conducido a iniciativa de su hijo al Complejo Hospitalario Mongrut donde encontró atención a su mal y el 14 de enero fue referido al Hospital Rebagliati, donde falleció cinco días después.

Asumo el dolor de la familia en toda su dimensión. Donato no debió morir, pero por ser trabajador de la salud y estar en primera línea de combate en esta batalla fue abatido por la muerte que cabalga agresiva en caballería invisible. Le recuerdo hoy, extraño su presencia y en este día de su cumpleaños, considerado el más importante de su calendario, le rindo mi modesto homenaje.

Lima, 25 de enero 2021.

“Epístolas con diástole y sístole”

(*) Periodista CPP 3275 / Responsable del DPC CGTP

Reflexión sobre la ecuación 70x09.50

Puedo confesar con satisfacción, que he vivido.  Hoy cumplo setenta primaveras y aunque el látigo del tiempo deja sus huellas en el cuerpo físico siento que ingreso a una nueva etapa de juventud y compromiso renovado, de lealtad a la noble causa de la clase trabajadora en su lucha por su emancipación social, en su empecinado afán de construir la nueva sociedad sin explotados ni explotadores, que al decir de Mariátegui se trata de edificar el “Perú nuevo en un mundo nuevo”.

La vida está hecha de múltiples manifestaciones, de vicisitudes variadas, de alegrías, satisfacciones, de dolor y tristezas, de afectos y rencores. Una ligera reflexión introspectiva y retrospectiva me otorga un balance positivo: Soy un hombre de bien, derroché afectos y amores no exento de decepciones; sin embargo, pido perdón por mis deficiencias y errores. Después de todo me conformo con Terencio que me recuerda al oído ”Soy un hombre, nada humano me es ajeno”.

Sepan que amo a todos mis semejantes, menos a la clase capitalista parasitaria y usurpadora, pues la gente de esa clase explotadora nada tiene en común con la inmensidad de mis semejantes proletarios, plebeyos del campo y las urbes. Ellos, los oligarcas tienen el poder económico y someten al poder político con mecanismos de corrupción.

Las generaciones venideras pedirán explicación lógica sobre la espantosa pandemia universal y por qué siendo nuestro país el quinto productor de oro en el mundo y el primero en América, no tuvimos adecuados hospitales y oxigeno suficiente para salvar vidas llegando a ocupar el primer puesto de fallecidos en el planeta. Los nietos preguntarán por los abuelos y buscarán en su enojo a Cristine Legarde para lanzarle escupitajos, por sostener que los viejos son un estorbo para la economía y deben morir.

La vida es una constante lucha y me he sumado a la lucha toda la vida y junto conmigo mi familia a la que trasladé dificultades y a pesar de eso, alentaron mis decisiones; sin embargo, evalúo mi retiro de toda estructura orgánica, pero nunca de mis convicciones, pues seguiré en mi razón dialéctica, científica hasta que viaje de vacaciones a otra dimensión de la materia y retorne sobre la tierra en los tréboles humildes que crecen en la  en las praderas o en la vera de los ríos y caminos.

Gracias a la vida. ¡Salud con todos!

Epístolas con diástole y sístole / Lic. Oscar Alarcón Delgado / Lima, 15/09/2020 

 

 

Ingresando a Sobretiempos

Estrenamos nuestro weblog "Sobretiempos" a tono con mis emociones y al compás del tiempo que nos indican una nueva etapa en la vida: Siendo pensionista había legalmente suspendido con temporalidad esta condición para laborar y ganar un salario más digno y no quedarme en la propina previsional; pero sucedió que a la primera hora laboral del 15/09/2020 la jefatura empresarial me recordó que ya no podía continuar trabajando porque la norma impide laborar más allá de los setenta años de edad. Ni modo, me dije; con la misma satisfacción del ingreso al trabajo acepto la decisión y me voy contento de la confianza brindada a mi persona.

Desde entonces, decidí hacer mis sobretiempos más allá del trabajo y aquí me tienen preparando esta ensalada de frutas maduras que he de saborear y distraerme al mismo tiempo que aportar en mi compromiso social y si les resulta interesante responderme e intercambiar mensajes y opiniones en el tono sublime de esforzada inteligencia constructiva. 

Veamos lo que resulta.