Por Oscar Alarcón Delgado (*)
Donato Martín Gonzáles Huanhuayo, hubiese cumplido hoy, 25/01/21, 55 años de edad, pero el destino truncó la esperanza, la alegría y el plan para celebrar su cumpleaños aún en aislamiento que nos impone estos tiempos de pandemia. Donato murió víctima del Covid19, el 19 de enero.Donato Martín Gonzáles Huanhuayo no sólo es un
nombre más en los registros civiles o un guarismo en la estadística. Fue un
hombre realmente existente, un noble proletario más de esta patria. El Estado y
la sociedad no le reconoce su singularidad de mártir o héroe del trabajo porque
en la inmensidad de la frondosa humanidad no era un notable; fue simplemente un
valiente soldado desconocido en esta guerra que los pobres enfrentamos contra
el modelo económico y contra la pandemia feroz.
Lo conocí muy de cerca. De raíces wankas, alegre y
zapateador, había migrado a la gran urbe limeña desde sus años mozos y para
sobrevivir junto a su familia hacía de mil oficios, hasta que ingresó a
trabajar como Enfermero Técnico en el Hospital Larco Herrera por 35 años
consecutivos. Contento de la chamba estable, pero con salario insuficiente,
nunca les hizo asco a los trabajos extras; como señala su esposa, “trabajaba
más de la cuenta”.
Vivía en Magdalena y posteriormente en una vivienda
en los pisos altos, cordilleranos en San Juan de Lurigancho, con distancias
lejanas al centro laboral y sentía que la dignidad y la felicidad también es
posible en su modestia. No se quejaba de la dureza de la vida, se había
acostumbrado a ella convirtiendo sus dificultades en satisfacciones. Era feliz
en el abrazo a su prole, a sus amistades y compañeros de trabajo, en el
deporte, en el brindis y la solidaridad con la vecindad, en las visitas a las
fiestas tradicionales de su pueblo de Jauja vistiendo su traje típico de ocasión.
Una noticia infausta perturbó mi soledad la noche
del 19 de enero. Según detalles, se había contagiado del virus maldito. “Está
hospitalizado”, había sido la respuesta de su esposa. La realidad contada por
su hijo, es que fue conducido el 08 de enero a “su” Hospital Larco Herrera para
su atención donde le hicieron una prueba rápida y aunque era evidente de su
crisis respiratoria, le dijeron que el resultado de la prueba era negativo.
Horas después de ese mismo día fue conducido a iniciativa de su hijo al Complejo
Hospitalario Mongrut donde encontró atención a su mal y el 14 de enero fue
referido al Hospital Rebagliati, donde falleció cinco días después.
Asumo el dolor de la familia en toda su dimensión.
Donato no debió morir, pero por ser trabajador de la salud y estar en primera
línea de combate en esta batalla fue abatido por la muerte que cabalga agresiva
en caballería invisible. Le recuerdo hoy, extraño su presencia y en este día de
su cumpleaños, considerado el más importante de su calendario, le rindo mi
modesto homenaje.
Lima, 25 de enero 2021.
“Epístolas con diástole y sístole”
(*) Periodista CPP 3275 / Responsable del DPC CGTP
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