Puedo confesar con satisfacción, que
he vivido. Hoy cumplo setenta primaveras y aunque el látigo del tiempo
deja sus huellas en el cuerpo físico siento que ingreso a una nueva etapa de
juventud y compromiso renovado, de lealtad a la noble causa de la clase trabajadora
en su lucha por su emancipación social, en su empecinado afán de construir la
nueva sociedad sin explotados ni explotadores, que al decir de Mariátegui se
trata de edificar el “Perú nuevo en un mundo nuevo”.
La vida está hecha de múltiples manifestaciones, de vicisitudes variadas, de alegrías, satisfacciones, de dolor y tristezas, de afectos y rencores. Una ligera reflexión introspectiva y retrospectiva me otorga un balance positivo: Soy un hombre de bien, derroché afectos y amores no exento de decepciones; sin embargo, pido perdón por mis deficiencias y errores. Después de todo me conformo con Terencio que me recuerda al oído ”Soy un hombre, nada humano me es ajeno”.
Sepan que amo a todos mis semejantes, y mis semejantes son los trabajadores de las minas y no los dueños de las minas, pues la gente de la clase explotadora nada tiene en común con la inmensidad de mis semejantes proletarios, plebeyos del campo y las urbes. Ellos, los oligarcas tienen el poder económico y someten al poder político con mecanismos de corrupción y eso es capitalismo salvaje.
Las
generaciones venideras pedirán explicación lógica sobre la espantosa pandemia
universal y por qué siendo nuestro país el quinto productor de oro en el mundo
y el primero en América, no tuvimos adecuados hospitales y oxigeno suficiente
para salvar vidas llegando a ocupar el primer puesto de fallecidos en el
planeta. Los nietos preguntarán por los abuelos y buscarán en su enojo a
Cristine Legarde para lanzarle escupitajos, por sostener que los viejos son un
estorbo para la economía y deben morir.
La
vida es una constante lucha y me he sumado a la lucha toda la vida y junto
conmigo mi familia a la que trasladé dificultades y a pesar de eso, alentaron
mis decisiones; sin embargo, evalúo mi retiro de toda estructura orgánica, pero
nunca de mis convicciones, pues seguiré en mi razón dialéctica, científica
hasta que viaje de vacaciones a otra dimensión de la materia y retorne sobre la
tierra en los tréboles humildes que crecen en la en las praderas o en la
vera de los ríos y caminos.
Gracias a la vida. ¡Salud con todos!
Epístolas con diástole y sístole / Lic. Oscar Alarcón Delgado / Lima, 15/09/2020
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