Hoy, amaneció en Lima, por lo menos en el distrito de mi residencia, con un ambiente frío, nublado, sin luz solar y encima una llamada telefónica de Jorge Isaac, mi hijo, taladra mis sentimientos con el dolor que me causa saber que Teobaldo Bravo Aldana falleció en Chiclayo, victima del Covid-19. Lo corroboró las condolencias en redes sociales la Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú, del que fue dirigente.
Teobaldo Bravo no solo fue un
buen dirigente sindical, honesto y sacrificado, fundador del Sindicato de
Trabajadores en Construcción Civil y de la CGTP Provincial de Jaén, donde
residió por mucho tiempo. Además de ser un maestro constructor de edificios,
fue un calificado profesional constructor de las estructuras sindicales. Por
sus méritos fue destacado al Directorio del SENCICO, así como a la organización
de Comités de Obras Pesadas y a desempeñar las relaciones internacionales de la
FTCCP.
Fue mi apreciado amigo y un gran compañero de lucha, un organizador extraordinario, un formador sindical, un defensor de su clase. Fallece en Chiclayo, en el seno de su familia y sin la adecuada y oportuna atención para su mal como muchos en esta patria enajenada.
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